miércoles, 8 de septiembre de 2021

CURIOSIDAD: ¿Por qué existe el refrán "no hay quinto malo" ?


    Esta célebre expresión taurina -una de infinitas en la lengua española- procede del siglo XIX, época en la que los toros eran adjudicados a sus respectivos matadores por orden del propio ganadero, y no por el azar del sorteo que se lleva a cabo hoy en día. Así pues, el criador de las reses bravas reseñadas para una corrida, establecía en quinto lugar de orden de lidia el toro más llamativo del embarque en cuanto a hechuras, y por tanto presumiblemente en cuanto a comportamiento a la hora de la verdad en el albero.







    No obstante, esta frase hecha realmente carece de sentido en la actualidad, ya que a partir de la época del torero Mazzantini, se empezó a sortear los bureles para los festejos, y así hasta nuestros días. Este crucial momento suele suceder en la mañana de corrida, tomando lugar en los corrales del coso, donde normalmente representaciones de los matadores (banderilleros, picadores, mozos de espadas o apoderados), agrupan dos astados en un lote (tres lotes de dos toros cada uno, si bien actúan tres espadas en la tarde). Los dos números que llevan grabados cada bicorne respectivamente en el costillar derecho se anotan, tradicionalmente, en un papel de fumar, uno por cada lote (esto es, por cada matador). Posteriormente, se arrugan los tres lotes y se echan en un sombrero, cubierto asiduamente por otro o bien una carpeta, para removerlos, y un participante en representación de su torero extraerá al azar una bola de dicho sombrero, y así las tres bolas. Los dos números de los dos toros que estén anotados en el papel serán los que les correspondan lidiar a cada diestro acartelado.



Imágenes: autor, Eco de Teruel
Romero Salas


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