Pocos novilleros son tan humildes en cuanto a la escasez de recursos taurinos. Un vestido de torear, un fajín, un corbatín, un capote de paseo... precisamente un capote de paseo, pero utilizado como si tuviera 20... Apunta bien alto Francisco Montero. Una lástima que estropee ese auge que le hace brillar con tanta innovación innecesaria y, para muchos, (entre los cuales me incluyo), de mal gusto.
Fui prudente cuando resaltó por vez primera, recibiendo a porta gayola en Madrid con el objeto de seda mencionado anteriormente. No pretendía acometer al engaño, ni mucho menos herir sentimientos, debido a mi paupérrima (tal vez nula) experiencia y sabiduría taurina. En esta ocasión, el Sr. Montero ha conseguido ponerle otro par de banderillas al asunto, enfureciéndome aún más. Y como escribiera D. Benito Perez Galdós en una de sus obras cumbres: "prosiguen las tonterías".
Desde mi punto de vista, entrar a matar con el capote de paseo en vez de con la muleta hace ya que se nos vaya de las manos. La suerte suprema es la más respetable, seria y rigurosa. No se puede burlar uno de la maravillosa liturgia del gran arte de la tauromaquia de esa manera. No cuestiono que, aprovechando que aún no es matador de toros, se le antoje en cierto momento hacer algo similar, quizás por llamar la atención, salir en los medios (que por lo que da a entender ese es su propósito), destacar... Pero sólo una vez, sin abusar.
No obstante, si su intención es destacar, y hacerse un hueco en este difícil pero fascinante universo, que sorprenda en los saludos capoteros y faenas. Así no puede un novillero resultar tan en mal lugar.
Romero Salas