domingo, 23 de mayo de 2021

La torería de Joselito Sánchez en el segundo tentadero del Bolsín "Coso de los Donceles" de Lucena




        Comienza el segundo tentadero clasificatorio con el capote de Álex Mariscal, flexionando la rodilla, atavido con chaquetilla de corto negra, sin lucimiento y bregando con el incipiente carbón de la vaca que apenas disminuye en las tres entradas al caballo como tres pruebas del azúcar.

Coge la franela Álvaro Vicario, de negro, con un entregadísimo inicio de faena en los medios de rodillas y con solvente ligazón. Más tarde descompone la figura al bajar la mano, y más que otra cosa animando al respetable con populacheros y poco toreros gritos al final de cada serie.

Destaca más Mariscal, aprovechando la positiva condición de la castaña, mostrando recorrido, con correcta colocación y templando despacio por ambos pitones, demostrando un concepto del toreo serio y de gallardía.









Nos delita Joselito Sánchez, de chaquetilla azul marino, a la verónica con gusto y suavidad, bajándole las manos. Se mide el castigo de la vaca, melocotona, con tranco y fijeza.

Turno de Juan Nieto, con dominio poderoso pero falto de emoción en el tendido. Persevera en el recorrido del animal con la pañosa a media altura.

Aparece de repente un torero con seis letras sobre el ruedo lucentino, cuyo rostro no es divisable a causa de las alas de su excelso sombrero a punto de convertirse en montera de figura... y por esa maestra barbilla atornillada al pecho mientras los brazos juegan a hacer magia levantando sutilmente un pañillo colorao impregnado de la esencia que merodea por los arcos de la Maestranza y por los tercios de Las Ventas, impacientes de acoger a una no muy lejana promesa del toreo. Concepto excelso, grandioso, una auténtica delicia para el aficionado. Contando con una mejor presentación de la muleta a la cara del bovino, planchándola más si cabe, quisiera, Maestro, darle las gracias desde estas humildes líneas.












Recibe Javier Poley sin poder lucirse con el percal, de gris plomo, para que el picador Álvaro Marrón le propinara dos varas arriba y en su sitio a la de capa negra.

Inicia toreramente la faena Ignacio García, con chaquetilla negra, manteniendo la naturalidad, aunque con falta de mejor colocación. No consigue transmitir al público debido a la escasa ligazón.

Poley cose los muletazos citando de frente y con la pureza por bandera, exprimiéndole todo el jugo posible que atesora la vaca, por ambos pitones y creando detalles de prestigio.




Se muestra dificultosa de salida la cuarta vaca del tentadero, que impide el lucimiento capotero de Ignacio Olalla, de chaquetilla blanca. Acomete tres veces al peto.

Enrique Herreros, de grana, tiene problemas en la cara del animal, con nula humillación, por la escasez de óptima colocación y la falta de oficio con los avíos, motivos por los que no se vacía finalmente y no consigue expresar su tauromaquia al completo.

No obstante, Olalla torea con mayor seguridad, vertical y con torería, aunque no termina de colmarse el vaso de la transmisión.






Breve es el saludo con la capa por parte de Javier Camúñez, de negro, debido a la prontitud de la vaca, restada de fuerzas en el caballo y sus dos puyazos correspondientes.

Nos ofrece Clement Jaume, con traje de corto gris, un amplio dominio de la técnica, basado en una descomunal naturalidad. Lo que se acostumbra a llamar "torear con el paño de la cocina". Sensacional el francés que sorprende con un "Castelliano" comienzo de faena con entrega y valor en los medios, pasándose al animal por la espalda.

Le falta a Camúñez confianza en sí mismo, esa seguridad que le permita expresar el duende que dentro lleva, y que asomaba pero que no terminó de salir.







De un gris azulado viene Borja Escudero, también sin lucimiento con las telas fucsias. A gran distancia se coloca a la va a para tomar tres acertadas puyas.

David López, de verde oliva, no duda en extraer desde el principio su innato pellizco torero, con excepcional colocación, que en algún que otro natural eriza el vello del aficionado de alma y sentimiento. Con un magistral concepto de pureza y clase nos deleita el madrileño, siguiendo el modelo de las grandes figuras. Sublime.

Por su parte, Borja, se muestra verdaderamente experimentado y con gran oficio, desde la manera de andar, el cite, hasta el pase de pecho acabado en la última cerda del rabo. Seguro de sí mismo y sin titubeos, expone una tauromaquia más superficial que interna y sin escaso sentimentalismo.





-ENTRADA: Un quinto del aforo permitido-

Imágenes de autor

Romero Salas

 

sábado, 22 de mayo de 2021

La clase de Miguel Porta en el primer tentadero del Bolsín "Coso de los Donceles" de Lucena






     Abre plaza en una calurosa mañana Fuentes Bocanegra, con chaquetilla negra de corto, saludando a la primera vaca, castaña, peligrosa de salida, con un puro ramillete de verónicas y con gracia torera, conduciéndola posteriormente a los medios para recibir tres puyazos por parte del piquero Álvaro Marrón, citando con los pechos del caballo durante toda la jornada.

    Toma la muleta Joselito de Córdoba, ataviado de gris, comenzando por alto debido a la evidente falta de fuerza del animal, que dobla constantemente las manos. Sin embargo, la encauza en los medios por el derecho sirviéndose de gran verticalidad y pureza, sin pasar desapercibido con naturales de cartel, aunque en ocasiones empañados por las caídas de la vaca. Se despide a pies juntos, bajando más la mano y por tanto desvirtuando la figura. Remata con un soso martinete cuando la becerra cae por enésima vez.

    Coge de nuevo el testigo Fuentes Bocanegra, quien a pesar de su descomunal entrega, se dobla rompiendo con la estética de la figura erguida. Aprovecha lo poco que le ofrece la bicorne con luquecinas sin ayuda y un desplante desprendiéndose de la muleta, fiel reflejo de que ha venido a por todas.









    La segunda vaca, de mejor presencia y de pelo melocotón, es recibida por Víctor Barroso, con chaquetilla negra, flexionando la rodilla y bregando con rapidez para dejarla en el centro del ruedo y tomar dos puyazos en su sitio.

    Sale Alejandro Chicharro, de marfil, iniciando con doblones por bajo y frecuentes cambios de mano colmados de excepcional naturalidad. Más tarde pierde verticalidad en la planta, con gran pico en la muleta por el pitón derecho y finales de serie estropeados al ser desmontada la franela. Concluye con un martinete invertido, carente de torería.
    
    Turno para Barroso que consigue templar a su oponente, adornando con variedad de afarolados y cambios por la espalda, pese a que no consigue excesiva transmisión. La vaca va a menos, perdiendo además humillación y recorrido.








       Baja toreramente la mano de capa Germán Vidal "El Melli", de verde botella, con cierta soltura y poderío. Toma dos medidas varas la de Isabel Sánchez de Alva, abajo del lomo y fuera de su sitio.

        Deleita Pepe Martínez, con chaquetilla azul marino, de concepto del toreo seguro y enrazado. Aprovecha la fijeza y actitud boyante de la vaca para moldear naturales que calan verdaderamente en el alma con señorío, gran colocación y calidad torera, llevando largo el muletazo.

        Tampoco decepciona El Melli con la mano zurda, conduciendo la embestida a la hombrera contraria en los pases de pecho. No obstante, cuando mejor predisposición y más fuerza presenta la de capa negra, el novillero pierde pureza, retirando la "pata atrás" y estropeando la figura erguida, inventándose la faena sin orden ni clase, y bajando nivel en cuanto a colocación.        










        Sale del burladero Álvaro Solís, de negro, lanceando sin mucha quietud a un animal que viene de chiqueros con desorbitado carbón. A pesar de las tres entradas al caballo, surte poco efecto el castigo impuesto.

        Le sigue Juan Enrique Denamiel, de gris plomo que no consigue entenderse con su adversario debido a que éste último carece de chispa y tranco por ambos pitones. No logra vaciarse el torero.

        Álvaro, por su parte, le roba algún que otro natural con clase y encajando la cintura, pero de uno en uno, lo que hace que falte transmisión. La vaca, albahía, se desfonda a pasos agigantados.








        No consigue Alfonso Alonso, con chaquetilla azul marino, estirarse a la verónica cuando deja a la quinta del encierro en los medios. Lleva a cabo dos acometidas al peto, quedando la pica arriba en la primera, y fuera de sitio en la segunda, señaladas ambas.

        De gris se presenta Miguel Porta, que liga al natural con magistral pureza, "pata alante", sabiendo cómo colocarse y desplazando el de pecho a la hombrera contraria. Se adapta con facilidad a la inquieta embestida de la de la ganadería gaditana, con clase y torería.

        Lleva largo el pase Alonso, aunque sin óptima colocación y con transmisión decreciente frente al animal, negro y con notable predisposición.




        Le toca a Adrián Orta, vestido con chaquetilla azul marino, que dibuja cuatro o cinco verónicas de clase y poder. Sitúa cortita del caballo a la vaca, colorada, berreando de salida aunque mostrando boyante condición. Toma tres puyazos señalados, uno de ellos en los medios.

        Concluye el tentadero José A. Cañero, de gris, que levanta los oles del escaso tendido flexionando rodillas por alto y desplazándose con temple al centro de la plaza. En alguna que otra serie para los relojes. Despacio.

        También da Orta de qué hablar, toreando con gusto en redondo dada la magnífica actitud de la cuadrúpeda. 





-ENTRADA: Un quinto del aforo permitido-

Imágenes: autor.
Romero Salas