Vistiendo un singular terno café con leche y tabaco con remates blancos, el maestro de Jerez abrió los brazos en su magnífico lance de humor, arte y gracia gaditana. En la corrida de la Beneficencia de 1989, y Las Ventas de Madrid como escenario, brindó la muerte de un astado de su lote a Su Majestad el Rey Emérito Juan Carlos I, quien presidía el palco real, diciendo como sigue:
"Señor, es para mí un gran honor brindarle a usted la muerte de este toro. Le deseo toda la suerte del mundo para usted y para España. Y ahora deséemela usted a mí a ver cómo escapo yo con éste".
Romero Salas
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