Movistar Plus (Movistar Less), ante la censura de las verónicas de Nacho Fernández en el campo tras ganar la decimoquinta UCL con el Real Madrid |
La dictadura actual, aún imberbe, se camufla de la forma más esquiva ante los borregos que humillamos a su vieja manta una y otra vez. Esta dictadura, acartelada con otros nombres y novillera de fama, se fijó en los viejos maestros, quienes también lancearon con sus capas a nuestros antepasados en los tiempos más convulsos. Hay que llamarla así, dictadura, como también a su estoque más certero e inminente: la censura. Así sentencia Ramón Reig, catedrático Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Sevilla: "En la actualidad existe la censura, y hay que llamarla censura. [...] La
censura es la intención consciente de que la gente no se entere de lo
que ocurre o de todo lo que ocurre" (Los medios de comunicación al servicio de sí mismos:
censura, información, públicos y alternativas, https://core.ac.uk/download/pdf/51394316.pdf)
Hablar de censura en el siglo XXI, inmersos en un régimen aparente y utópicamente democrático, es, cuanto menos, peligroso. Pero la cosa trasciende más allá del prisma político-socialista. Resulta de lógica que si alguien se abona a una plataforma y paga por ella, lo hace para recibir un servicio exclusivo. Ni que decir tiene que se abona al derecho de recibir todo el contenido de la retransmisión, siempre que este no infrinja ninguna directriz, en este caso, de la UEFA. La batalla de la televisión generalista en abierto (La 1), está perdida y en el desolladero. Pero llega el acabose cuando Movistar Plus -dictadura de pago-, censura de forma catedralicia uno de los momentos que, a su vez, más atención acaparan en cada triunfo significativo del equipo de la Castellana.
Nacho Fernández lanceando en el estadio de Wembley. |
El ramillete de verónicas con el capote madridista, popularizado por Raúl, con la secuela de Sergio Ramos, y en la actualidad Nacho, no fue retransmitido ni por TVE ni por Movistar Less tras la final de la Champions. Si bien ambas entidades no tienen problema en emitir todo tipo de acciones futbolísticas con verdadera violencia, echaría en falta escuchar otro ramillete de argumentos sobre este monumental sesgo, que para muchos ha pasado inadvertido. Por mi parte, no es necesario alegar que lo que hizo anoche el jugador central sobre el césped inglés responde a un mero icono sociocultural de nuestro país, lejos de todo maltrato animal explícito. Y si el toreo es el único espectáculo de masas en que todo sucede "de verdad", si se priva al fútbol de este insignificante detalle relacionado con el arte de Cúchares, seguirá siendo, para más inri, la mayor farsa jamás inventada por sus titiriteros.
Al menos, me queda la tranquilidad de que el capote pertenecía a unos taurinos catalanes aficionados, tal y como rezaban los forros. No todo está perdido en esta dictadura.
Romero Salas
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