jueves, 23 de septiembre de 2021

Obispo del temple

     De obispo y oro atravesaba la torera calle Iris esta tarde, su tarde. La de chispazos y tinieblas, de oles "desbocaos" y gajes del oficio. Hoy los excelsos arcos de la Maestranza han visto torear. De obispo y oro llevaba atornillado a un victorino por naturales. Homilía grande de pura colocación, autenticidad sobre el albero más exigente del planeta y fidelidad a un concepto difícilmente igualable.

    Tras eternos meses de pedir la vez y con el número en la cola, ha pedido sitio Emilio De Justo. Se oyeron las bulerías en forma de chicuelinas, los tangos por trincherazos... y un puñado de "ayudaos" por alto levantando a la afición sevillana del ladrillo visto. Un verdadero brindis, con lápiz y papel en lugar de montera, a los amigos empresarios.


 

    Se susurraba entre asientos que por efímeros instantes se transformaba el amarillento ambiente baratillero en un añejo blanco y negro. Algunas estampas tan puramente clásicas duraban más de lo usual. Decían los maestros, satisfechos y sin dudar, que estaba en los medios el secreto del toreo caro. En redondo, daba un diestro de chorreras largas y hombreras caídas una enrazada lección de temple, el temple que conduce a la llave. Esa preciada y ansiada llave. La que abre la Puerta de las puertas. Pero se tuvo que ir en un mísero pinchazo de sitio feo. Estaba ya impreso en las portadas de los periódicos de Sevilla. El Obispo del temple llegó a saborear la Puerta del Príncipe, mas esfumándose ésta cual larga cordobesa.

Imagen: Maestranza Pagés.

Romero Salas

domingo, 19 de septiembre de 2021

Las yemas de Triana

     Era el momento. Cuando a El Fandi no le jaleaban ni los propios subalternos con unos garapullos aparcaos casi en la penca del rabo -por supuestísimo de los supuestos, con el toro en la Torre Pelli-, y frente a los pseudo-arrimones de Manzanares, con más meneos de pies que Farruquito en un tablao, al fin se hizo la torería sobre el albero sevillano, de verde esperanza y oro.



     Esperanza, la que Juan Ortega venía sembrando entre aficionados. Y qué grande su fruto. Esperanza de la calle Pureza, quien frente a la Puerta del Príncipe y a la misma vez a sus espaldas, tenía ya el pañuelo sobre su excelsa mano diestra para pedirle la oreja a quien, con Pureza y sin prisa, ninguna, se ha "entretenío" esta tarde en reescribir el Juan Belmonte, matador de toros con un percalillo en sus yemas, las yemas de Triana, cosido a la cintura por soleás. Mientras tanto, los relojes como estatuas. Y la batuta de Tristán al viento. Privilegio auténtico. Arreando figuras.




Romero Salas

sábado, 18 de septiembre de 2021

Hoy no era el día


    No lo era. Los astros no se habían alineado. En el paseíllo se chafó el asunto. El desordenado desfile sin música ahogado en un ruidoso minuto de silencio, la desgana de Morante desde el capote en su primero, la pata "patrás", el "alcayateo" barato y la banda comprada de Roca Rey, la malograda rodilla y la plata sin ley de Pablo Aguado, la bondad excesiva de los victorianos que ni las Hermanitas de la Caridad -tan meritorias como totalmente respetables-... Todo ha desembocado en una fusión entre la hambre y las ganas de comer. Y qué mal cae en el estómago una decepción del tal talante ante una tarde de semejantes expectativas. Y qué falta nos hace otro apoteósico 10 de mayo de 2019 entre los arcos maestrantes...



    La de hoy ha sido una tarde de destellos. De simples pinceladas. De quites medio lujosos que los esporádicos "oles" que lograban arrancar no tardaban en decirnos "hasta luego, Lucas". Cuatro cositas pero han faltado tanto toros, como toreros. Llegó el Morante esperado pero se fue su estoque. Su toreo de caviar rodilla en tierra y los molinetes y afarolados tan puramente joselistas picaron billete en la suprema suerte de matar. Y poco más tenemos de qué hablar. La ansiada reapertura de Sevilla, empapada por la infamia del ambiente. Hoy no era el día. Se habrán comido más pipas de la cuenta, pero todavía quedan ternas guapas para disfrutar del corte auténtico en el coso más torero del planeta.

Romero Salas

    

Dos cadenas de terno grana y plata


 

Dos cadenas de terno grana y plata

despiertan hoy de oro su rechinar;

mientras septiembre se torna a "abrilear"

trasiega ya la Puerta de escarlata.


Bajando pues la dulce escalinata

se empeña la Señora en contemplar

tal rostro de magisterio ejemplar:

el bético fluvial ya lo constata.


Con aros se engalana el bello puente;

la torre más hermosa y su mantilla,

ellas palpando el añorado ambiente.


De luces deja un rastro la cuadrilla,

y a expensas de señal del presidente

ya se oyen los clarines en SEVILLA.

Romero Salas

martes, 14 de septiembre de 2021

Que alguien me lo explique

    


      A ser posible. No lo consigo entender del todo. En ocasiones, hacen falta tardes como la de hoy para abrir bien los ojos y saber diferenciar entre circo barato y toreo del auténtico. Sobra con que usted, estimado partidario de la "Fiesta más culta del mundo", levante ligeramente la vista sobre estos modestos renglones y piense en las primeras cinco "figuras del toreo" que a la cabeza se le vengan. Solo cinco, si no tiene inconveniente.


     Tras esto, me atrevo a afirmar que entre las mismas que acaba de pensar, seguramente se incluye algún "maestro" como Roca Rey, El Juli, Manzanares, El Fandi, Perera... y por desgracia un largo etcétera. Es inevitable. Queramos o no. Pues bien, en esta segunda petición me gustaría que analizara a fondo cada uno de los conceptos del toreo propios de los diestros anteriormente citados. Y, hombre, puestos a analizar... no me dé usted el 'malrato' de decirme que echan la "pata palante", citan dando el pecho, no abusan del pico de la muleta, etc. No me mate de tal susto. Y qué pena que esté en peligro de extinción el criterio taurino que se oponga a la falsedad torera que raramente no nos cuelan, a cambio de un pastón en nuestro paso por taquilla. Y ellos, en cambio ¡a vivir del figureo en lo alto del escalafón! Mientras, toreros con verdad y de corte pata negra se hallan en la más abyecta miseria.

    Ahí los ve. En tierras albaceteñas han trenzado el paseíllo esta tarde dos de ellos. Y qué recital. Quien quiera ver valor, exposición -de la buena-, autenticidad... ocasión idónea le presento. Le cedo la palabra a las imágenes.





    Empezando por que así se viste a un torero cogido en la enfermería (y no como hace escasos días nos teníamos que tapar los ojos en una novillada en Molledo), fíjese usted en cada detalle, cada pincelada de toreo caro, desafortunadamente, difícil de disfrutar todos los días. Se cita de frente como los tíos y para otra cosa se sube uno al tendido. 





    Le muestro ahora cómo presentan ambos espadas la franela frente al toro. ¿Dónde está el pico de cigüeña que con tanta frecuencia le quita el puesto al matador? Así se pincha la ayuda en la pañosa. Y como le dijo el padre de Búfalo a su niño recién aficionado a la Fiesta Nacional en el Puerto de Santa María: "esto no lo vamos a volver a ver en nuestras vidas".



    Desde mi honesto punto de vista, ser torero significa dedicarse a jugarse la vida. Por tanto, mis más sinceros respetos hacia Rubén Pinar y Sergio Serrano. Han definido a la perfección esta bendita profesión. Grandes lidiadores moldeados a fuego lento, fuego de campo, de bravura exigente, de la que te mira de reojo con aires de Albaserrada y no queda otra que tragar paquete. Los toros de Victorino, para Sevilla y con más teclas que el piano de Dorantes. Pero había toreros pa' rato. Gracias, maestros.



Imágenes: Castilla la Mancha Media

Romero Salas

viernes, 10 de septiembre de 2021

CURIOSIDAD: ¿Qué significa cada color de los 5 pañuelos del presidente?

 



    Si bien suelen pasar inadvertidos, es digno de resaltar que el presidente de un festejo taurino cuenta con un total de cinco pañuelos, cada uno de un color y función diferentes:

-Pañuelo blanco (el más usual y conocido; va casi siempre ligado al toque de clarines): comienzo del paseíllo, salida del toro, cambio de tercio, avisos, trofeos.

-Pañuelo verde: devolución del bicorne a los corrales por su ineptitud para la lidia.

-Pañuelo azul: vuelta al ruedo del toro en el arrastre, por su buena condición al ser lidiado.

-Pañuelo naranja: indulto del cornúpeta (debe usarse con carácter exclusivo).

-Pañuelo rojo: banderillas negras en caso de extrema mansedumbre (rehiletes con los arpones más largos).


Imágenes: Federación Taurina Valladolid; Eco de Teruel
Romero Salas


CURIOSIDAD: ¿Qué podemos saber del toro según su actitud ante el caballo de picar?

 


    Dada la real importancia de la suerte de varas en la lidia, según el comportamiento del astado frente al peto podemos deducir las siguientes características de su condición:

-Si embiste humillando (abajo), con ambos pitones y sin cabecear: NOBLEZA.
-Si acomete de manera contraria a la anterior (un solo pitón y cabeceando): MANSEDUMBRE.
-Si se le coloca en los medios y galopa hacia el caballo sin pensarlo en exceso: BRAVURA.
-Si no ofrece pelea tomando la vara, mostrándose indiferente: FALTA DE RAZA.
-Si pierde las manos, ya sea frente al trotón o bien al sacarlo de él con el capote: FALTA DE FUERZA.
-Si consigue levantar el caballo metiendo los riñones: PODER Y RAZA.

    Por otro lado, desde la perspectiva del piquero, para ejecutar la suerte de manera correcta y con pureza, éste debe citar de frente con los pechos del caballo y cuadrándose entre la encornadura del burel. Picar también es torear.


Imágenes: autor; Eco de Teruel
Romero Salas


jueves, 9 de septiembre de 2021

CURIOSIDAD: ¿Por qué en el paseíllo suelen ir dos tiros de mulas de arrastre si solamente se utiliza uno para arrastrar al toro?

 


     Una de las tradiciones taurinas más curiosas que han perdurado hasta nuestros días es la participación en el paseíllo de dos tiros de mulillas. Sin embargo, tan solo se usa uno para arrastrar al toro tras su muerte. El motivo por el cual podemos contemplar otro conjunto de mulas es porque antaño, mientras un tiro se ocupaba de arrastrar los astados, el otro servía para hacer lo mismo con los caballos de picar caídos en combate a causa de las cornadas de los toros en la suerte de varas, cuando aún se veían los trotones desprovistos del peto. Como dato curioso, en una corrida se llegaron a contabilizar 36 caballos arrastrados.



Imágenes: autor; Eco de Teruel
Romero Salas


CURIOSIDAD: ¿Sabías esto sobre las protecciones del caballo de picar y el picador?

 


     En la actualidad todos sabemos del uso del peto, pero resultan popularmente desconocidos algunos otros datos sobre las protecciones del piquero y su equino.

    Cada tarde de corrida, se empieza por introducirle estopa en los oídos al caballo (una especie de algodón para evitar que se asuste por el ruido del ambiente). Además,  cabe destacar que el peto está confeccionado con un material antibalas, compuesto de varias secciones protegiendo las partes más delicadas del animal, pesando en su totalidad unos 25 kg. Después, se le coloca en los ojos un paño opaco húmedo, para impedir que vea al cuadrúpedo y también facilitar el frescor en esa zona.



   Por otro lado, el varilarguero cuenta fundamentalmente con una bota de hierro en el pie derecho (el expuesto a las astas del toro), el cual también está protegido por un estribo de barca, cuyo nombre se debe a su forma. En cuanto a la rodilla del picador, hay que resaltar también que está envuelta en una mona plateada o gregoriana, inventada por Gregorio, la cual es poco visible al público debido a que está cubierta por la calzona, lo que en un matador o banderillero vendría a ser la taleguilla.


Imágenes: autor; Correo de Andalucía; Eco de Teruel
Romero Salas


miércoles, 8 de septiembre de 2021

CURIOSIDAD: ¿Por qué existe el refrán "no hay quinto malo" ?


    Esta célebre expresión taurina -una de infinitas en la lengua española- procede del siglo XIX, época en la que los toros eran adjudicados a sus respectivos matadores por orden del propio ganadero, y no por el azar del sorteo que se lleva a cabo hoy en día. Así pues, el criador de las reses bravas reseñadas para una corrida, establecía en quinto lugar de orden de lidia el toro más llamativo del embarque en cuanto a hechuras, y por tanto presumiblemente en cuanto a comportamiento a la hora de la verdad en el albero.







    No obstante, esta frase hecha realmente carece de sentido en la actualidad, ya que a partir de la época del torero Mazzantini, se empezó a sortear los bureles para los festejos, y así hasta nuestros días. Este crucial momento suele suceder en la mañana de corrida, tomando lugar en los corrales del coso, donde normalmente representaciones de los matadores (banderilleros, picadores, mozos de espadas o apoderados), agrupan dos astados en un lote (tres lotes de dos toros cada uno, si bien actúan tres espadas en la tarde). Los dos números que llevan grabados cada bicorne respectivamente en el costillar derecho se anotan, tradicionalmente, en un papel de fumar, uno por cada lote (esto es, por cada matador). Posteriormente, se arrugan los tres lotes y se echan en un sombrero, cubierto asiduamente por otro o bien una carpeta, para removerlos, y un participante en representación de su torero extraerá al azar una bola de dicho sombrero, y así las tres bolas. Los dos números de los dos toros que estén anotados en el papel serán los que les correspondan lidiar a cada diestro acartelado.



Imágenes: autor, Eco de Teruel
Romero Salas


CURIOSIDAD: ¿Por qué echan los mozos de espadas papelillos al albero antes de cada corrida?

 


    Es costumbre de los mozos de espadas (cuyas numerosas funciones son popularmente desconocidas) de romper los programas de mano que encuentren cerca en el callejón, o bien cualquier otro documento físico, y echar los pedazos de papel cerca de las tablas en el ruedo. Esto se hace para saber en qué terrenos de la plaza sopla más el viento, antagónico enemigo del matador, que le propicia una dificultad mayor para manejar los avíos de torear. Es por ello que este recurso resulta de  gran utilidad a los toreros, ya que al mover la brisa los citados papelillos hacia una dirección, pueden saber dónde es preferente lidiar al toro sin la molestia que ésta les ocasiona.


Imágenes: autor; Eco de Teruel
Romero Salas

    

martes, 7 de septiembre de 2021

CURIOSIDAD: ¿Por qué al sombrero del picador se le llama castoreño?

 


    En otros tiempos, el sombrero de los varilargueros se hacía usando piel de castor, de ahí su nombre, el cual ha llegado hasta nuestros días. Sin embargo, en la actualidad, estas prendas se confeccionan con pelo de vientre de liebre, entre otros materiales, que le aportan una gran dureza y estabilidad, acompañados del barbuquejo (cinta para sujetar el castoreño a la barbilla) y la moña, trenzada en hilo negro de seda.



Imágenes: Federación Taurina de Jaén; Eco de Teruel
Romero Salas

CURIOSIDAD: ¿Por qué motivo los alguacilillos recorren el ruedo antes de empezar el paseíllo?

 


    Se dice que antaño, cuando las corridas de toros se celebraban en la plaza pública del pueblo, los espectadores podían pisar el albero en las horas previas y dialogar con la gente hasta el comienzo del festejo. Es en ese momento cuando los alguaciles, autoridad de la época (manteniendo hoy día la vestimenta del siglo XVIII), salían al ruedo antes de empezar el paseíllo para despejar la plaza, es decir, ordenar a la gente que dejara libre el espacio. Es por ello que se ha conservado la tradición del despeje de plaza simbólico, aunque ya no es necesario debido a que en la actualidad, evidentemente, el respetable ya ocupa su asiento tras acceder al recinto.

Imagen: Eco de Teruel


Romero Salas

Brindis al "tendío", ahora también en Facebook

    Desde ahora brindamos al tendido de los aficionados taurinos nuestra sincera y humilde opinión sobre los toros, así como curiosidades y anécdotas sobre los mismos, a través de una página de Facebook, en la que publicaremos todas las entradas de este blog. De esta manera, si le interesa el contenido y desea estar al tanto de las publicaciones, puede darle "me gusta" a la página, que puede encontrar a continuación haciendo clic en la siguiente foto.


Romero Salas



lunes, 6 de septiembre de 2021

El desrazado embarque de Murube desluce la terna de lujo en Lucena




MORANTE DE LA PUEBLA, JUAN ORTEGA Y PABLO AGUADO
COSO DE LOS DONCELES (LUCENA, CÓRDOBA)
De tercera categoría
-Estilo: Arquitectura civil lucentina 
-Inauguración: 16/7/2006
-Aforo: 6500 localidades
(aforo máximo: 60% según la situación COVID-19)



Ganadería: Murube
-Divisa: grana y negra
-Finca: La Cobatilla (Utrera, Sevilla)
-Señal de orejas: horqueta en ambas con 
puerta en la izquierda y muesca en la derecha
-Antigüedad: 13/10/1848
-Procedencia: Murube-Urquijo (Vistahermosa)



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    Rompe una terna de quilates las palmas de tango por el leve retraso del inicio del festejo, avanzando respetuosamente hacia la presidencia en línea recta. Juan Ortega y Pablo Aguado van destocados en su debut como matadores de toros en el Coso de los Donceles. Posteriormente, se guarda un minuto de silencio como viene siendo habitual, y al término, los ensordecedores aplausos ovacionan el Himno Nacional. Poco después, se le hace entrega a los espadas de un obsequio Aracelitano.



-Morante de la Puebla: celeste y oro con adornos, fajín y corbatín en azul rey
-Juan Ortega: blanco y azabache
-Pablo Aguado: pizarra y oro


    Sale descoordinado el primer murube de la tarde, negro como el resto de sus hermanos de cerrado, cuatreño, escaso de presencia, bajo, sin demasiada profundidad de caja, degollado de papada, de inofensiva arboladura, cornidelantero y brocho de puntas. Morante lo desplaza suavemente hacia los medios sin tener opción de lucimiento por su abanta condición de salida. Toma una vara sin pelea alguna, con gran insulsez. En banderillas se muestra pegajoso, galopando sin codicia y bramando en demasía, y ya con la lengua fuera. "Pa" cortarle las orejas está el toro.

Inicia la faena el director de lidia desplazando al bicorne hacia afuera. Consigue enmendarlo medianamente por el pitón derecho, pese a que no puede embestir con menos tranco y menos clase. Ante tanto cabezazo en la franela, y sin apenas probarlo por el izquierdo, el diestro que actualmente lidera el escalafón hace un favor a la afición yendo a por el estoque. Perfilado en suerte natural, deja una estocada entera, algo trasera. Tiene que recurrir al descabello, acertando al primer intento. Pitos al marrajo en el arrastre. Silencio.



    Confiamos en el puro y clásico corte de Juan Ortega cuando aparece por toriles Fundador, también chico, badanudo, más astifino que el anterior, cornicorto y estrecho de sienes. Se desplaza con mucho carbón, falto de fijeza, sin permitir el lucimiento de su matador, que lo obliga por bajo flexionando la rodilla con un percalillo cogido casi de la esclavina. El cornúpeta, por su parte, acomete abajo en el peto, recibiendo una puya con castigo, trasera de colocación, y efectiva, que mitiga su abrupta condición. Mimándolo en cuanto al número de capotazos en la suerte de los rehiletes, los pares quedan reunidos "en una peseta" y en su sitio.

Ahorma el trianero a su adversario llevándolo hacia los terrenos de afuera, gustándose con ajustados molinetes "abelmontados" y toreros trincherazos llevando toreado al astado, no sin engancharle la pañosa. Lo prueba al natural, pero va a menos la transmisión, y con ella el recorrido. Citando con mucha pureza y autenticidad, va llevándolo templado y con estética a sones de "España Cañí", sin dejar al tendido indiferente con sus personales cambios de mano, mientras el que pastó en la finca de Utrera va despidiendo su boyante condición que parecía tener en los primitivos compases de la faena. Ya sin fijeza, se lo pone difícil al maestro para ejecutar la suerte suprema -moviéndose más que un atún recién "pescao"- que finalmente resulta ser una estocada corta delantera en suerte natural, sonando un aviso. Oreja a la entrega de Juan Ortega.






    Empieza a cortar pata negra Pablo Aguado, parando los relojes del respetable a la verónica en la misma boca de riego, cogiendo la capa con su estilo personal, capado de vuelos como la casa Vázquez, tan influyente en su concepto del toreo. Nos emborracha también de duende torero con una media cosida a la banda de la taleguilla. Yo por mí podría haber cogido la puerta en ese momento perfectamente. La entrada está pagada con un sevillanísimo ramillete de lentitud, naturalidad y esencia. El chivo... perdón: el toro, respondiendo a Aguadulce, sin variar de capa, fino, cornidelantero y capacho de pitones, se muestra informal contra el equino, cabeceando como loco con un solo pitón. Sin clase en el tercio de garapullos.

Comienza la faena el sevillano obligando a la res por bajo con doblones muy toreros. Pese a que no plancha en demasía la muleta en el cite, asienta los riñones luciéndose con la mano diestra en las rayas de picar. Va el burel perdiendo formalidad y clase en la acometida, sin humillación. En cambio, el Príncipe de la Maestranza sigue al pie del cañón con bellísimos naturales que levantan los oles de los asientos lucentinos, tomando sus precauciones de cara al toro. Culmina con sublimes derechazos a pies juntos, muy vertical. Pinchazo hondo en suerte contraria. Mientras suena el primer aviso, se aquerencia el toro yendo despavorido hacia la puerta de chiqueros. Deja una estocada corta en los tendidos de sol. Saluda la ovación desde el tercio.




    Empezado ya el perol, no se queda atrás el cigarrero de capa, deleitando al público con dos nutridos ramilletes de verónicas en las yemas de los dedos, desplazando largo al cuarto del embarque, con excepcional juego de brazos, metiendo la barbilla en el pecho y con los riñones encajados. Qué voy a contar de Morante que usted ya no sepa. Cuando se arrean toreros de corte similar y criados en la misma tierra... Prolonga el castigo el piquero a Volador, bajo, confundible con un gato, cariavacado, bocidorado, algo playero del pitón derecho y cornidelantero del zurdo, que expone su nobleza en la suerte de varas. No obstante, mide en exceso en el cuarteo de los subalternos. Se vuelve cada vez más peligroso.

Y no cambia. El de la Puebla tiene un verdadero peligro frente a él. Empieza con sus personalísimos ayudados por alto en el tercio, para seguir con naturales "en er mundo" ya en el platillo llevando largo el recorrido del trazo. Le da tiempo al animal, que va perdiendo repetición a sones de "Amparito Roca". Se adorna con sus personales molinetes y cambios de mano que nos evocan las más clásicas estampas de su predecesor Joselito el Gallo. Hoy está Morante. Mas el toro no obedece. Se le cuela constantemente en cuanto ve un mínimo hueco, y derrotando arriba en los pases de pecho. Deja un bajonazo en suerte contraria, mal sitio para estoquear. Aun así, Lucena sabe reconocer su labor premiándolo con un apéndice. Oreja.








    Ingrata llamaron a la madre del quinto murube, casi sin manos, bajo de cruz y escobillado del pitón derecho, siendo astifino el izquierdo. Echa la cara arriba, muy desentendido, en las telas del de la torera calle San Jacinto, que no puede lucirse en el saludo capotero. Pero no queda ahí el asunto. Después de que el cuadrúpedo recibiera una señalada puya -exenta de pelea, incluso perdiendo ligeramente las manos- a cuatro dedos del morrillo como marcan las entrañas de El Cossío, el espada de blanco y azabache quita por un puñado chicuelinas ceñidas muy sevillanas. Toma otra vara al relance (sin corresponderle) por parte del otro torero con castoreño, prácticamente sin castigo. Se pone dificultoso frente a los hombres de plata con los avivadores, que quedan desiguales en el lomo. Brinda al público. Algo bueno le ha visto Juan Ortega.

Comienza apoyando la mano en tablas por alto con torería, llevando muy ligado y templado a su contrario. Cita de frente, dando el pecho y con extraordinaria pureza, como es frecuente en su tauromaquia. Se gusta al natural, aunque dosificando, de uno en uno. Faena sin orden ni estructura, cambiando constantemente de terrenos. Falta chispa. Pero el maestro está entregado, y es digno de admirar ante semejante marrajo, humillador pero sin fondo. Pinchazo en suerte contraria. Estocada entera en los rubios. Oreja.





    Turno para el más joven de alternativa, quien reparte del saco de la torería verdadera, sin prisa, en tres o cuatro verónicas bien encajadas, acariciando. Vinatero, algo más serio de expresión, con cuello manejable, astiblanco y estrecho de puntas, pelea sin excesiva nobleza en el caballo. Quita el propio matador por delantales jugando los brazos. Parea con estética Iván García, que saluda la ovación desde el callejón.

Está en vena Pablo Aguado. Quiere pero no puede. La raza que le falta a su oponente es la que le chorrea de los caireles. Tirando de oficio, hace bueno al toro malo, mientras no se oye otra cosa que "ole" en el Coso de los Donceles. Variedad, torería y el más exquisito toreo sevillano se apoderan del albero lucentino. Flexiona rodillas obligando al sexto, siempre toreramente. Desmayado al natural. Claro ejemplo del célebre tópico de los "veinte muletazos y a matar con la plaza en pie". Estoconazo en suerte contraria entre las dos rayas. Dos orejas.















La corrida de Murube ha sido presentada con escaso trapío, los seis chicos de hechuras, sin ofensiva encornadura. De juego desrazados, deslucidos. Más malos que el diablo. El primero sin opciones. Peligroso el cuarto. El peor lote se adjudicó a nombre de Morante.


-Morante de la Puebla: silencio y oreja
-Juan Ortega: oreja y oreja
-Pablo Aguado: saludos desde el tercio y dos orejas


-ENTRADA: Dos tercios del aforo permitido-

Imágenes: autor
Romero Salas