Una de las tradiciones taurinas más curiosas que han perdurado hasta nuestros días es la participación en el paseíllo de dos tiros de mulillas. Sin embargo, tan solo se usa uno para arrastrar al toro tras su muerte. El motivo por el cual podemos contemplar otro conjunto de mulas es porque antaño, mientras un tiro se ocupaba de arrastrar los astados, el otro servía para hacer lo mismo con los caballos de picar caídos en combate a causa de las cornadas de los toros en la suerte de varas, cuando aún se veían los trotones desprovistos del peto. Como dato curioso, en una corrida se llegaron a contabilizar 36 caballos arrastrados.
Romero Salas
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