sábado, 1 de agosto de 2020

"Toros desde el sofá": Diego Ventura, Enrique Ponce y Javier Conde en Osuna


Foto: OsunaTV

DIEGO VENTURA, ENRIQUE PONCE Y JAVIER CONDE
PLAZA DE TOROS DE OSUNA

Comienzo: 21:00h

Ganadería para rejoneo: Diego Ventura
-Divisa: Azul y Amarilla
-Finca: Pancas (Portoalto, Portugal)
-Señal de orejas: Hendidas en ambas 

Ganadería para toreo de a pie: Julio de la Puerta
-Divisa: Blanca y Encarnada
-Fincas: La Valdivia y Agregados (Osuna, Sevilla); Samaniego y Agregados (Bélmez, Córdoba)
-Señal de orejas: Hendida en oreja izquierda
-Antigüedad: 23 de septiembre de 1925

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Me supone una enorme alegría la vuelta de los toros a Andalucía. Este es un gran paso, fundamental movida de ficha para ir poco a poco resurgiendo de esta amarga y complicada etapa. Emocionante el veloz paseíllo, colmado de gran responsabilidad, tras la salida de los toreros de forma escalonada a sones de “Cielo Andaluz”, por orden de lidia. Camina más adelantado Enrique Ponce que Javier Conde.

Diego Ventura - Chaquetilla verde botella y plata

Enrique Ponce - Burdeos y oro

Javier Conde - Catafalco y azabache, con chalequillo bordado en oro (fajín y corbatín granas)

Clava decidido Ventura el rejón de castigo nada más salir su toro, negro, fuerte de cuartos traseros y bien presentado en general, tras brindar al empresario de la plaza. Se podría decir que lo ha recibido a porta gayola. Arriesga como siempre con su caballo, pegándole atrevidos lances con la grupa. Banderillea al quiebro. Saca a Dólar, al cual no duda en quitarle las riendas mientras suena “Ragón Falez”. Presenta buenas cualidades el astado. Sin embargo, va perdiendo continuidad poco a poco, sin acudir al engaño quedándose parado. Deja las banderillas cortas con tanta fuerza que se han quedado rectas sobre los lomos del cornúpeta. Acierta con el rejón de muerte, el cual hace caer al animal de su propia ganadería brava. Dos orejas.

Se estira con gusto a la verónica Enrique Ponce, probando a Mareoso, negro listón, cornalón, con pitones acapachados y rematado de hechuras, que se desplaza con facilidad tras caer en el primer lance, pero sin mucho recorrido al no acompañar al capote siguiendo de largo en su embestida. Humilla de salida. Se emplea en el caballo. Quite del de burdeos y oro por delantales. Pares de banderillas traseros, el último de Abraham Neiro bien reunido. Brinda al público el chivano.                                                    

Comienza la faena con doblones por bajo, dominando al toro desde el principio. Se lo lleva hacia los medios por derechazos. Cambia de mano cuando irrumpe un cantaor flamenco con guitarra incluida. El burel embiste mejor por el pitón izquierdo. Ahora sí arranca el pasodoble “El Tío Caniyitas”. No cesa de embestir el animal. Variedad de faroles, molinetes y pases de pecho prolongados a la hombrera contraria. Pinchazo y media estocada, bien agarrada, ambos en suerte natural. Oreja.

Corchito sale de toriles, más ancho de sienes que el anterior, cornidelantero, negro mulato, bajo de manos y también musculoso, sin ser casi bregado por su lidiador Javier Conde. Destaca por su aparente mansedumbre. Largo puyazo en el peto, también castigado en el improvisado segundo. Han caído bajos los rehiletes, excepto el tercer par, colocado acertada y muy toreramente por Cándido Ruiz, reuniendo bien y colocando en su sitio. 

Mismo prólogo de faena que Ponce, solo que más acelerado. Lo intenta por el pitón derecho, mas no termina de romper y emocionar. Salen los subalternos para bregar en un arreón del toro que incomoda al malagueño. Van sonando pitos por parte del público. Embiste a media altura y sin tranco. Inseguridad de Conde con el de Julio de la Puerta, que le hace ir a por el estoque de matar sin haber hecho faena alguna, simplemente muletazos de sencilla probatura. Protesta el respetable. Exagerada cantidad de pases de igualada en la suerte suprema, entre las rayas de picar. Tienen que salir de nuevo los banderilleros a hacerle a su matador el trabajo. La gente se desespera, con gritos de desprecio hacia el espada, y razón no le falta. Pinchazo. Estocada entera. Falla con el descabello. Al fin se atrona el morito.

Sale Nubito de Ventura, el cual presenta algunas dificultades para embestir y seguir la grupa del caballo. Se mete el rejoneador por dentro, entre las tablas y el astado hasta en tres ocasiones. Consigue emocionar con los palos, calando rápidamente en los tendidos. Vuelve a cantar Fran Fernández, después de hacerlo un cantaor improvisadamente en su asiento correspondiente. Suena el pasodoble "Ópera Flamenca". Maravillosa actuación del caballo californiano Capote, que debuta sin riendas, al igual que el célebre Dólar. Desafortunadamente, el toro va a menos, y desluce la actuación de su rejoneador y ganadero. Falla con el rejón de muerte. Lo consigue en el segundo intento. Le propina un certero descabello muleta en mano. Oreja.

La plaza es una auténtica fiesta en la vuelta al ruedo de Ventura: los clarines tocan una sevillana al ritmo de las palmas del tendido. Posteriormente se arranca el gran cantaor Manuel Cuevas, que no duda en interpretar desde su asiento una copla para el rejoneador, el mismo que incluso se detiene sonriente para rendirle tributo y disfrutar de su brillante arte. Luego sigue la composición musical "La Puerta Grande", por parte de la banda.

Rezador, enmorrillado, bajo de manos, hondo y de potentes hechuras, echa las manos por delante en las verónicas sin lucimiento de Enrique Ponce. Sigue el cante flamenco. Arte cultural español que florece de la mano del toreo. Medido el piquero con la vara, en ambas entradas al caballo. Correcta ejecución del tercio de garapullos, en buen sitio, aunque quedó sólo un palitroque en el último par de "Jocho".

Llega el toro falto de fuerzas a la muleta, perdiendo las manos en el comienzo. No prometía demasiado. Sin embargo, logra templar y adaptar la sucia y agresiva embestida. Opta por el cambio de mano a la izquierda. Emociona al natural a sones del cante "Alfileres de Colores", interpretado por Fran Fernández. Arrancan los oles con los derechazos ralentizados mientras el pasodoble "Nerva" acompaña esta obra torera. Se luce el valenciano con molinetes y faroles, concluyendo en su habitual abaniqueo en la cara del morlaco. La afición le pide que ejecute la poncina. Él responde graciosamente que su oponente no está para eso. Entrega y ganas del matador en una emocionante y sensacional faena. Estocada entera en suerte natural, aunque algo desprendida y haciendo guardia. Se cae el toro al quinto golpe de verduguillo. Petición de oreja que acaba con la concesión final de la misma por parte del presidente del festejo, con el cual, personalmente, estoy en desacuerdo. La suerte suprema es la más importante de la lidia, y por muy bien realizada y mucha entrega que tenga la faena, en mi humilde opinión, si se descabella hasta en cinco ocasiones no merece trofeo. Simplemente una vuelta al ruedo de agradecimiento al público y andando, que también debe ser considerado un premio digno.

Sale el sexto, castaño albardado, cornibajo, fino y bajo, de escasas hechuras. Nada más salir al albero, se choca contra un burladero por problemas de visión y cae con las cuatro patas arriba, golpe que, tras recuperarse, le afecta y embiste perdiendo las manos. El presidente no duda en devolverlo antes de cambiar el tercio, por defecto en la vista. 
Pero la cosa se sigue complicando: el astado no quiere volver a los corrales. Desde que asomó el pañuelo verde, permaneció nueve minutos en el ruedo, mientras los subalternos intentaban colocarle los engaños en la puerta de toriles, en vano. Entonces Diego Ventura agarra decidido el verduguillo y detrás de un burladero, acierta efectivamente descabellando estando el devuelto a media altura. Ovación para el portugués. Grave error de Javier Conde al no haber acabado él con su toro, sino el rejoneador que abría plaza.



"Resucita" el ciego al ser el sobrero igual que él. Con esto me refiero a la misma capa (castaño albardado) y semejante encornadura. Se luce el malagueño en inspiradas verónicas jaleadas por el público. Saludo capotero rematado en una magnífica media por bajo, sin abrochar, con su habitual y característico toque agitanado. Severo castigo en el tercio de varas, aunque en buen sitio, alrededor de cuatro dedos detrás del morrillo, según marcan los cánones del toreo. Vuelve a echar el varilarguero la pica al lomo de Martelito, pero en menor duración. Tiene cualidades positivas el sobrero. No obstante, empieza a dar problemas en la colocación de los pares de avivadores, al quedarse parado en el cuarteo de los banderilleros. Extenso brindis de Conde a los mayores fallecidos, y a su abuela Rosario. Intenta hacer reír añadiendo que "el toro está más loco que una cabra", acompañado de alguna "picardía", como suele mencionar Enrique Romero.

Inseguridad de nuevo muleta en mano derecha, probándolo pegado a tablas. Prosiguen los tacos y palabras del diestro al cornúpeta, achacando y protestando que "cómo se puede embestir tan feo". Yo particularmente no encuentro defecto alguno, específicamente en la embestida. Y ahí se queda todo. Excesivamente desconfiado le arrima la pañosa, huyendo totalmente despavorido, como si no se hubiese puesto nunca delante de un animal bravo y le fuera a propinar una cornada de muerte. Se torna en rotundo pálido el rostro del espada. La gente que se queda en el tendido -ya que gran parte del público va abandonando su asiento y se dirige con notable enfado hacia la salida- rompe brutalmente en cólera. Vuelven sus peones de brega a salir del callejón con los capotes, para menear un poco al sexto bis. En otros términos: para resolverle la papeleta. Debido al terror supremo de Javier Conde, el toro se va creciendo cada vez que el anterior huye de él. El animal va desarrollando y se va dando cuenta de que es el que domina al torero, y no el torero a él. Ya con el estoque preparado, intenta entrar a matar "a paso de banderilla", muy improvisadamente, sin siquiera perfilarse y sin procedimiento alguno. Pinchazo, si se le puede denominar así, y casi en la barriga. Lo intenta de nuevo, ahora perfilándose, medio en condiciones. Desea acabar con él cuanto antes, pero existe en el diestro una carencia considerable de vergüenza torera. Vuelve a intentar ejecutar la suerte suprema, faltando poco para penetrar la punta del estoque en los cuartos traseros. Trasera, mal colocada. La cuadrilla enreda al castaño sin tener herida de muerte, a ver si cae por aburrimiento. Suena el primer aviso. El público grita irónicamente "¡Diego, Diego!", debido al acertado descabello que dio Ventura al toro anterior, que fue devuelto. El presidente saca por segunda vez el pañuelo blanco: segundo aviso. Intenta usar el verduguillo, mas no lo hace, debido al peligro que supone, estando el astado muy a la defensiva y aculado en tablas. Suena el tercer aviso. Puntillazo desde el burladero. La ira del respetable es más que evidente. 

Me voy a permitir el lujo de calificar como NEFASTA la actuación de Conde, motivo por el cual la tarde ha terminado en un bajo nivel.


-Diego Ventura: dos orejas y oreja.

-Enrique Ponce: oreja y oreja.

-Javier Conde: pitos y bronca.


         -ENTRADA: Lleno, dentro del aforo permitido (50%)-


Imágenes: capturas realizadas de la retransmisión de la corrida a través de Canal Sur.

                                                                                                                           Romero Salas


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