Foto: abc.es
EUGENIO DE MORA, DANIEL LUQUE Y RAÚL RIVERA
PLAZA DE TOROS DE CONSUEGRA, TOLEDO
De tercera categoría
-Estilo: Neo-barroco
-Inauguración: 15/9/1803
-Aforo: 4500 localidades
Comienzo: 18:00 h
(Festejo retransmitido a través de Castilla la Mancha Media)
Ganadería: Julio García
-Divisa: Blanca y Grana
-Finca: Don Antonio (Sandro, Salamanca)
-Señal de orejas: orejisana en ambas
-Antigüedad: 28/4/2019
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Tras arrancar el pasodoble "La Entrada", desfila más adelantado Daniel Luque que los demás espadas, Eugenio de Mora y el destocado en su debut Raúl Rivera. Al término del paseíllo, se interpretó el Toque de Oración en homenaje a las víctimas fallecidas a causa de la COVID-19, y posteriormente el Himno Nacional.
Eugenio de Mora: blanco y oro
Daniel Luque: blanco y oro
Raúl Rivera: azul rey y oro
Sorprende Levítico, que sale suelto de los lances de probatura del director de lidia, entre una inmensa cascada de albero en suspensión. El negro, bajo, rematado, enmorrillado, bien armado de puntas cornialtas y algo tocado del zurdo, se duerme con el pitón izquierdo en el peto del caballo, acometiendo sin pelea. Se queda inmóvil en el sitio en el cuarteo de los banderilleros, convirtiendo el mismo en muy complicado de ejecutar. Brindis al público.
Cabecea en exceso en los primeros doblones por alto, a la vez que se zarandea dificultosamente la muleta de Eugenio debido al intenso vendaval. Consigue meter luego la cara, mas con mala intención de ignorar el engaño y apretar por dentro. Rompe "El Gato Montés" cuando el de blanco y oro domina al animal, que en su artificial y tensa embestida se raja hacia los medios en varias ocasiones. Lo intenta el matador al natural. El viento se lo impide. Pierde fijeza y continuidad el astado, absorbido por su evidente mansedumbre, que desluce totalmente los alterados derechazos del torero. Al perfilarse en suerte natural, el toro se distrae desatendiendo a la muleta, provocando un pinchazo. Estocada entera, baja y no en muy correcta colocación.
Codicioso, negro, bajo, hondo de caja, grueso de hechuras, badanudo, con menor encornadura que el anterior, se parte la punta del pitón derecho al derrotar en un burladero. Se gusta a la verónica Daniel Luque con su primer toro, el cual acude galopando al equino del varilarguero, el cual le propina un contundente puyazo. Caen arriba y en su sitio los palos. Como hecho curioso, un peón de brega lo conduce a una mano hacia el lugar elegido por el matador, tras lucirse con una improvisada revolera, lo cual no es muy usual en los toreros de plata.
Logra Luque que su oponente introduzca la cara en la muleta, que dobla las dos manos al embestir con tanta potencia, en su dinámico deseo más que en su escasa posibilidad física. Se luce en una interesante serie de derechazos adornada con un garboso molinete y un prolongado pase de pecho a sones del pasodoble "Amparito Roca". Alterna ambas manos, pero el viento sigue saliéndose con la suya. Va yendo a menos el cornúpeta, parándose ante el cite de su lidiador, que baja excesivamente la franela. Concluye por montecinas -manoletinas de perfil-, exprimiendo por alto todo lo que le reste al de Julio García. Estocada entera, trasera y perpendcular en suerte natural. Se oye un aviso mientras el toro se levanta. Oreja.
Raúl Rivera saluda de capa al tercero de la tarde primeramente con una larga cambiada de rodillas junto a las tablas, y más tarde con suaves verónicas abriendo bien los brazos. Negro, alto de cruz y de ijares, largo, rematado, enmorrillado, astifino y con pitones inclinados, humilla de salida en un exagerado galleo por chicuelinas para colocarse cerca de la jurisdicción del torero del castoreño, quien le castiga fuertemente con la vara. Quita con notable dinamismo el más novel en alternativa por el mismo palo y rematando con una vistosa media por el pitón derecho. Se escucha el gallardo pasodoble "Nerva" cuando el espada levanta los ánimos en el tendido con tres pares de rehiletes bien reunidos y algo delanteros, el tercero al violín. Brindis al público.
Se cambia al pitón izquierdo en el inicio de faena, que con extrema despaciosidad y dando tiempo al animal, transmite al público. Es tal el deseo de humillación de la res, que ha clavado los pitones en el albero en diversos instantes. Lo jalea Raúl con la voz para coser cada natural aprovechando el tranco y recorrido que presenta al ritmo de "La Puerta Grande". Templa increíblemente en la última tanda con la mano diestra, realizando más tarde un desplante genuflexo. Entra a matar dejando un metisaca estorbando los arpones de las banderillas. Pinchazo hondo. Estocada corta en los rubios que provoca un pronta y desplomada caída al toro. Grandiosa carta de presentación de este desconocido torero yelense, con un virtuoso burel aplaudido en su arrastre. Oreja.
Iluminado se hace presente en el ruedo manchego, con abismal trapío, que alarga el cuello humillando en el veloz ramillete de verónicas de Eugenio de Mora. Negro, armónico de hechuras, enmorrillado, estrecho de sienes y de semejante encornadura que el anterior, acomete con potente agresividad contra el peto, tanto que provoca la inestabilidad del piquero, que se apoya con la pica para posteriormente ejecutar un contundente puyazo. Reunido cae el primer par de garapullos, colocado en su sitio, mientras el segundo se clava un poco más abajo del lomo.
Baja en demasía la muleta el que desfiló a la izquierda durante el paseíllo, para detener en parte la desmesurada fuerza del viento que no cesa de molestar. Se cruza con ideal colocación el espada, cogiendo el estaquillador por el centro al natural mientras suena el clásico "España Cañí". Mete bien la cara el animal por el pitón derecho. Le proporciona tiempo al toro, que va perdiendo potencia en su embestida, y a su vez la nobleza acometiendo a base de delicados cabezazos. Aprieta por dentro sorprendentemente en un par de momentos. Le causa una aparatosa voltereta sin consecuencias. Estocada entera, trasera en suerte contraria. Oreja.
Sale con ambos pitones astillados el quinto de la corrida, negro, enmorrillado, badanudo, hecho de cuartos traseros y cornialto. Se luce Daniel Luque a la verónica, asentando las zapatillas en el suelo. Se emplea el toro en la armadura del equino, recibiendo un potente castigo en varas en sublime sitio, a unos cuatro dedos del morrillo aproximadamente como marcan los cánones del toreo. Se detiene el morlaco frente a los subalternos en la suerte de avivadores, esperando y midiéndolos.
Lleva largos los derechazos el sevillano tras apretársele por dentro. Baja más aún el engaño ligando cada muletazo con gran soltura y serenidad, mientras los oles del respetable acompañan a los acordes de la composición musical taurina dedicada a Marcial Lalanda. Compone recta la figura enrosacándose en un molinete en el cambio de mano. El cornúpeta posee un sensacional pitón derecho, colmado de clase, nobleza, recorrido y armonía en la embestida. Se ayuda al natural aprovechando la descomunal humillación, exigiendo por bajo, ya que el toro lo permite a la perfección, pese a que va desobedeciendo al toque cada vez más. Templa con la mano derecha, explotando la titánica calidad y fijeza que desprende su oponente. Suenan los ya habituales pitos de indulto, mientras que se adorna por sus patentes luquecinas sin estoque de ayuda. Continúa con fuerza mayor la protesta del público solicitando el pañuelo naranja... la moda de hoy día. El presidente aguanta el chaparrón demostrando clase y afición. Pinchazo hondo. Estocada entera, baja y trasera. Cae el animal con una tercera estocada entera y contraria. Se le concede la vuelta al ruedo en el arrastre al quinto, premio justo a las extraordinarias virtudes que ha expuesto. Oreja para Luque, cuya tizona ha emborronado la fenomenal obra de arte que ha firmado sobre la arena.
Cierra la puerta de toriles Espléndido, negro listón chorreado, enmorrillado, badanudo, rematado, estrecho de sienes y astifino, que se retrasa en su salida más de lo habitual. Echa las manos muy arriba por delante, desluciendo los pases con los que le saluda con el percal Raúl Rivera. Cae varias veces, cuando toma una señalada vara en la suerte ejecutada por el varilarguero de la gregoriana. Parea el matador cuarteando con los palos por debajo de los hombros en los reunidos cuatro primeros garapullos. Se lastima el brazo derecho al colocar el segundo par. Clava al violín esperándolo mucho el toro. Brinda al público.
Embiste muy rebrincado en el embroque de los primeros pases. Pierde las manos desluciendo más aún su pitón diestro. Requiere demasiado tiempo y sitio, sin transmisión alguna. Carece de ritmo y armonía en la acometida por ambas hojas de la muleta, lo cual desluce la faena de entrega que realiza su lidiador, fruto de su aparente descoordinación. No tiene Rivera suerte con los aceros, con cuatro pinchazos que dejan con mal sabor de boca al espectador, quien de seguro deseaba contemplar de nuevo en plenitud a este fabuloso espada.
La corrida ha sido muy bien presentada y pareja en su totalidad, negra de capa, con hechuras extraordinariamente armónicas, de encornadura propia de plazas de segunda categoría, y de buen juego en general, exceptuando el primero y sexto, muy parados y sin transmisión ni tranco en la embestida. A destacar el tercero, muy enclasado, noble y con excepcional humillación, con el que se pudo lucir Raúl Rivera en todos los tercios; y el quinto, al cual se le fue pedido el indulto, y se le premió con vuelta al ruedo en su arrastre, sobresaliendo en la suerte varas y demostrando virtuosas cualidades de recorrido, humillación y fijeza en la muleta por ambos pitones.
-Eugenio de Mora: silencio y oreja.
-Daniel Luque: oreja y oreja.
-Raúl Rivera: oreja y silencio.
- ENTRADA: Tres cuartos del aforo permitido -
Romero Salas
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